El campeón de la Euroliga supera su final contra el Khimki, y se medirá en cuartos con el Fenerbahçe, tras un sublime encuentro con mención para Llull, Reyes, Carroll y Sergio Rodríguez.
El campeón está vivo. El campeón continuará su defensa del trono. El Real Madrid se ganó su pasaporte a la siguiente fase de Euroliga. No sin sufrimientos y sudores fríos. El Khimki no fue un oponente sencillo. Ellos también se jugaban su futuro europeo. El cuadro de Laso, en una enésima demostración de competitividad y fe en sus opciones, alcanzado una cuarta plaza con la que optar, de manera consecutiva, a su cuarta Final Four. Antes, el Real Madrid deberá superar al Fenerbahçe, entrenado por un viejo amigo como Obradovic. Dos bloques que se conocen y de cuyos enfrentamientos existen buenos recuerdos. Como ese encuentro de mayo pasado en Madrid en el ascenso a la Novena.
“Somos un equipo” gritaba nuestro buen amigo Pedro Bonofiglio durante los tiempos muertos o tras alguna canasta de brillantes. El speaker daba con la clave. Este Real Madrid no es un entrenador con un sistema de baloncesto ofensivo y alegre. Tampoco son cinco jugadores dejándose el alma en la cancha. Ni siquiera es un grupo sólido de 12 deportistas que se han ganado el derecho a confiar en ellos. Incluso cuando caminan sobre el alambre, como sucede en este curso. Nunca mueren. Siempre vuelven. Hay orgullo, fe, competitividad, sangre y talento. Ese el Real Madrid. O casi el Real Madrid. Porque este Real Madrid es también posible gracias a los cerca de 11.000 espectadores que también juegan y sudan los colores.
En encuentros como éstos, a vida o muerte, es sencillo enganchar al respetable. El público ya viene concentrado desde sus casas, desde sus trabajos. Aquellos despistados se conectan a la causa con una presentación de jugadores en modo NBA. Y si falta algo más, aparece Llull con dos triples consecutivos (10-8). Acto seguido, surge Rudy. Y si no siempre está Reyes, capaz de anotar hasta dos triples seguidos, uno de ellos cayéndose y sacando falta a su defensor. El Real Madrid sabía su misión y no existían dudas. El relevo lo cogieron Sergio Rodríguez (a base de asistencias y ritmo) y Carroll, siempre certero desde el perímetro. El Real Madrid completó su primer cuarto fantástico: 33 puntos. Con 8 de 10 en triples (3 de 6 en canastas de dos) y con un excelso Reyes: sumó 11 puntos y pleno de efectividad.
Aún así, todavía había partido. Enfrente estaba el nuevo millonario Khimki. Ellos también se jugaban sus opciones de clasificación. Era un todo o nada. O ellos o el Real Madrid. Y ellos, de Moscú, cuentan con un estadounidense como referente. Lo que son los tiempos. Tienen a Rice. No es guapo, ni alto, ni intimida. Y hasta luce el número 0 en su camiseta. Extraño, extraño. Pero Rice anota como un poseso cuando juega contra el Real Madrid (infausto recuerdo de aquella final europea de Milán). Al descanso, el Khimki se marchó con 49 puntos en su casillero; 22 eran de Rice.
Duelo de francotiradores
El dato es abrumador, y más porque Rice evitó el despegue del Real Madrid. Porque entre el ritmo vistoso de Sergio Rodríguez y canastas de Carroll y aporte de Hernangómez, el Real Madrid tomó una distancia seria: 11 puntos (37-28). Los blancos carburaban y el público gozaba de felicidad. Había hasta síntomas de una buena defensa. Y tampoco estaba Rice en acción. Pero todo se torció en cuanto Rice regresó de su descanso. Salió y anotó un triple (39-31). Y también una canasta de dos (39-33). Y otro triple más (39-36). Y otro acierto desde el perímetro (41-39). Volver a empezar. Lástima. Y menos mal que estaba Carroll dando réplica con triples. Era un duelo al sol. Eran 15 puntos de Carroll (con un triple anulado incluso) contra 22 de Rice. Al descanso, 54-49. Todo abierto. Para el recuerdo, un notable Madrid y un cara a cara de baloncesto ofensivo.
Llull frena a Rice
Entonces, el descanso sirvió para centrar el objetivo: aparte de anotar, había que frenar a Rice. Si se conseguía, el Khimki se convertiría en un adversario asequible. Llull se esmeró en esa tarea, en colaboración con Maciulis, recibiendo ayudas constantes. Cuatro minutos después, Rice no había sumado y el Real Madrid alcanzaba esos 10 puntos psicológicos (59-49). Era el momento de romper la final anticipada hacia cuartos. Y más cuando superado el ecuador del tercer acto, el cuadro de Ivanovic sólo sumaba 3 puntos en comparación al descanso. La defensa blanca está de regreso, como en los mejores tiempos. Lástima que no se alcanzara el cuarto final con una renta más extensa (66-58).
Y entonces, con Rice tomando aire, y ya fuera de foco como consecuencia de la defensa blanca, Carroll puso su firma, su sello: cinco puntos consecutivos y un 71-58 a poco menos de 8 minutos para la conclusión. La renta era suculenta; faltaba rematar la faena. El “Somos un equipo” volvió a atronar en el Palacio de los Deportes. Era el día. Y era de esos días donde el campeón demuestra su fe y su gen de gran competidor. Ni siquiera los árbitros distrajeron al Real Madrid (incomprensible técnica a Sergio Rodríguez). Rice sólo anotaba desde el tiro libre. El Real Madrid enfilaba su clasificación mientras Carroll seguía a lo suyo: otro triple (78-64). Acabó con 23 puntos. Reyes tampoco se diluyó: 18 puntos y 8 rebotes. El capitán nunca falla en las grandes citas. Tampoco Ayón y Nocioni, que se forjan como nadie en defensa; el Khimki se quedó en 21 puntos en toda la segunda parte. El Real Madrid navegaba con viento a favor y Sergio Rodríguez asestó la puntilla con otro triple (81-65). El Real Madrid, el campeón de Euroliga, estaba vivo. Más vivo que nunca. Fenerbahçe, próxima parada con destino a Berlín.
FICHA TÉCNICA:
83 – Real Madrid: Llull (11), Rudy Fernández (8), Maciulis (3), Ayón (4) y Reyes (18) -quinteto inicial-; Sergio Rodríguez (10), Taylor (-), Carroll (23), Nocioni (2), Rivers (-) y Hernangómez (4).
70 – Khimki Rice (24), Dragic (5), Shved (6), Monia (2) y Augustine (11) -quinteto inicial-; Honeycutt (-), Boone (-), Koponen (13), Ilnitskiy (-), Davis (-) y Vyaltsev (-).
Parciales: 33-28, 21-21, 12-9 y 17-12.
Árbitros: Christodoulou (GRE), Radovic (CRO) y Paternico (ITA). Sin eliminados.
Incidencias: Partido correspondiente a la decimocuarta y última jornada del ‘Top 16’, Grupo F, de la Euroliga disputado en el Palacio de Deportes de Madrid (Barclaycard center) ante 10.928 espectadores.